Trabajando

Los Sufíes permanecen en el centro, porque en la meditación se convierten en espejos. El Rey puede mirar sus caras y ver su estado original. Da los bellos espejos y les deja enamorarse de sí mismos. De ese modo pulen sus almas y se inflaman recordándose en los otros. ¿Cuál es el espejo de ser? No ser. Lleva siempre un espejo de no existencia como un regalo. Cualquier otro es en vano. Un espejo vacío y tus hábitos más destructivos, cuando se enfrentan uno a otro, es cuando empieza la verdadera preparación. Esto es lo que son el arte y la maestría. Tus defectos son el modo en que esa gloria se manifiesta. Quien ve claramente lo que está enfermo en él empieza a galopar por el camino. No hay nada peor que pensar que estás suficientemente bien. Más que ninguna otra cosa, la autocomplacencia impide el buen trabajo. ¡Pon tu infamia frente al espejo y deja que salga de ti esa autosatisfacción perversa! Tu agua corriente puede parecer limpia pero hay residuos posados en el fondo. Tu Sheikh puede cavar un canal lateral que eche fuera esos residuos. Confía tus heridas a un cirujano experimentado. Las moscas se reúnen en las heridas. La cubren, estas son tus sentidos de autoprotección, tu amor por lo que tú crees que es tuyo; deja que un maestro haga volar las moscas y ponga cataplasmas en tu herida. No vuelvas tu cabeza. Sigue mirando al lugar donde está la venda. Es ahí por donde la luz entra a ti. Y no creas ni por un momento que eres tú el que se está curando a sí mismo. Hay guías que pueden mostrarte el camino. Úsalos. Pero ellos no satisfarán tu anhelo. Continúa queriendo esa conexión con toda tu energía palpitante. La vena que palpita te llevará más lejos que ningún pensamiento. Muhammad dijo: "No teorices sobre la esencia"; Todas las especulaciones son solo más capas de envolturas. ¡Los seres humanos aman los envoltorios! Creen que los diseños de las cortinas son lo que ocultan. Observa las maravillas que ocurren a tu alrededor. No las exijas. Mira la belleza que las atraviesa, y muevete a travèz de ellas y guarda silencio. Mira cuidadosamente a tu alrededor y reconoce la luminosidad de las almas. Siéntate junto a los aque te arrastran a eso.

Jalaluddin Rumi

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