Por el amor, los tacaños se hacen desprendidos; los huraños desfruncen el ceño; los cobardes se envalentonan; los ásperos se vuelven sensibles; los ignorantes se pulen; los desaliñados se atildan; los sucios se limpian; los viejos se dan de jóvenes; los ascetas rompen sus votos, y los castos se tornan disolutos.
Ibn Hazm de Córdoba
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