la semilla

Meditar es algo muy sencillo. Es una manera de conectarnos con esa red wifi universal en la que andamos constantemente sumergidos aunque a veces no nos demos cuenta. Todos, sin excepción, estamos capacitados para que, a través de acciones muy sencillas, conectemos con esa energía que nos une y nos reconforta, que nos nutre y nos relaja. Nos ofrece paz y al mismo tiempo nos activa para seguir caminando con alegría.

Cada uno de nuestros gestos es importante. Con cada uno de nuestros gestos nos estamos transformando. Hay infinitas posibilidades de enlazar gestos que provoquen la conexión, que hagan que entremos en estado de meditación, que nos ayuden a diluirnos en la energía del Universo, en el Uno, en el Todo. De pendiendo del estado de cada uno los gestos necesarios para la conexión pueden variar. Así pués, me encanta, disfruto enormemente hacíendolo, crear la sesión de meditación según las circunstancias que plantea la presencia de l@s asistentes a la clase.

En cada clase hay una parte del trabajo fisíca. Otra parte de vibración vocal. Otra de exploración de la mente y otra donde la atención está enfocada en la palabra. La combinación de estos cuatro fundamentos básicos varía en cada sesión a pesar de tratarse de las mismas personas. En realidad nuestra evolución es constante y contínua por lo tanto cada día somos un poco diferentes dependiendo de muchos factores que nos influyen. Adaptar el trabajo a las circunstancias es una cuestión de eficiencia. Además, el objetivo es anclar el proceso y sus variedades para poder practicar siempre que se quiera.

En cierta forma la propuesta es un acercamiento al origen de la meditación. La meditación es algo nuevo cada instante. Meditar es vivir en el aquí y ahora. Partir del aquí y ahora en cada inicio es fundamental para armonizar las enseñanzas.

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