Libertad y Luz

No hemos venido aquí
a capturar prisioneros,
Sino a rendirnos aún más
profundamente
a la libertad y al gozo.
No hemos venido a este mundo exquisito
para mantenernos rehenes del amor.

Corre, querido mio.
Lejos de todo aquello que
no fortalezca tus preciosas alas en flor.

Corre todo lo que puedas, mi querido,
de cualquiera que quiera
clavar un afilado cuchillo
en la visión sagrada y tierna,
de tu bello corazón.

Tenemos el deber de encariñarnos con
aquellos aspectos de la obediencia
que quedan afuera de nuestra casa,
y de gritarle a nuestra razón:

"¡Por favor, por favor, sal a jugar!"

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