Custodiando perlas

Apartar la silla de debajo de tu mente y mirar cómo caes sobre Dios. ¿Puede haber algo más divertido para Hafiz en este mundo?

¿Donde está la puerta de Dios?
En el ladrido de un perro, en el golpeteo de un martillo, en una gota de lluvia, en el rostro de aquel al que miras.

Si alguien se sienta conmigo para hablar del Amado, y no puedo ofrecerle consuelo a su corazón, no consigo que se sienta mejor consigo mismo y con el mundo, entonces, Hafiz, acude inmediatamente a la mezquita y reza, porque acabas de cometer el único pecado que conozco.

Sucede siempre en el paraiso y un dia empezará a ocurrir de nuevo sobre la tierra: los hombres y las mujeres que están casados, y los hombres y las mujeres que se aman, y las mujeres que se dan luz la una a la otra caerán de rodillas y tomando tiernamente la mano de su amado entre las suyas, con lágrimas en los ojos, dirán sinceramente "Querido mio, como puedo quererte más, como puedo ser más amable contigo".

Hafiz

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