Quizás ya lo sepas, quizás no. Algunos de los maravillosos autores de los escritos que publico en este espacio son analfabetos. No diré cuales porque en realidad no tiene la menor importancia. Quizás sea yo quien no sepa quienes fueron analfabetos y quienes no. Que más da. Lo relevante es que, a pesar de ello, nos regalaron sus maravillosas palabras fruto de su extraordinario conocimiento, como no podia ser de otra forma. Que duda cabe que todo lo que expresaron lo hicieron sonriendo.
Las palabras no pueden sustituir a la sonrisa pero la pueden evocar, incluso algunas llegan a provocarla. Algunas incluso llegan a provocar la conexión con la eterna sonrisa de estos seres mágicos. Las palabras bailan, la sonrisa permanece inalterable. Han comprendido. Hacen que comprendamos. Quizás las comprensiones nos parezcan pequeñas, o grandes. No hay un sistema científico que mida las comprensiones reales. Las comprensiones reales las vivimos. Nos recorren el cuerpo desde los dedos de los pies hasta las puntas del cabello. Con mayor o menor intensidad, pero sucede. Quizás esto nos haga sonreir. O nos provoque otro tipo de emoción. Ellos siempre se expresaron sonriendo y sea cual sea nuestra reacción su sonrisa continúa inalterable. Como una roca pero sin dejar de entender nuestro proceso para colaborar en él. Como el Sol cuando ofrece su luz y hace que la fruta madure.
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