Para emitir un sonido es necesario que sucedan muchas cosas. Si pretamos atención podremos percibir la perfección con la que se unen el cuerpo y la mente para pronunciar una simple vocal. La atención nos permitirá también conocer nuestro propio estado vibratorio según nuestra voz.
A través de los sonidos que emitimos podemos ejercitar esa vibración y que aquello que esta estancado vuelva a fluir.
Incluso cuando estamos en silencio emitimos nuestra vibración describiéndonos sin la menor posibilidad de esconder ningún detalle.
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