La perfección del cuerpo humano es realmente sorprendente. La simple función de mantenernos vivos es alucinante.
El cuerpo habla. Su leguaje es absolutamente sincero. De manera consciente o inconsciente detectamos todos los mensajes que compartimos al relacionarnos. El cuerpo es sabio.
Con un poco de atención es fácil ayudarle en sus funciones y en su salud, que es la nuestra, claro.
Primero lo sencillo, después ya veremos.
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