Principios rectores de la iluminación silenciosa

Silenciosa y serena, olvidándose de las palabras, la luminosa claridad aparece ante ti.

Cuando la reflejas te tornas vasto, cuando la encarnas te elevas espiritualmente.

Rocío en la luz de la luna, un río de estrellas, pinos cubiertos de nieve, nubes envolviendo el pinacho.

En la oscuridad es muy luminosa, cuando está oculta aparece muy manifiesta.

La grulla sueña en las brumas invernales. Las aguas otoñales fluyen a lo lejos.

Kalpas infinitas totalmente vacias, todas las cosas son exactamente la misma.

Cuando el portento existe en la serenidad, todo logro se olvida en la iluminación.

¿Qué es ese portento? Ver atentamente a través de la confusión es el camino de la iluminación silenciosa y el origen de la luminosidad sutil.

La visión penetrando en la luminosidad sutil teje un hilo dorado en un telar de jade.

Lo derecho y lo torcido se rinden entre si, la luz y la oscuridad son interdependientes.

No dependen de la facultad sensorial ni objeto alguno, y no obstante y al mismo tiempo, interactúan.

Beber la medicina de las buenas opiniones. Batir el tambor embadurnado de veneno.

Cuando interactúan, matar y dar vida está en tu mano.

A través de la puerta emerge el yo y las ramas dan fruto.

Sólo el silencio es la palabra suprema, sólo la iluminación la respuesta universal.

Responder sin caer en logros, hablar sin necesitar oyentes.

Las diez mil formas refulgen y exponen el dharma.

Todos los objetos lo certifican y responden apropiadamente entre sí;
pero si la iluminación descuida la serenidad entonces aparece la agresividad.

Certificar y dialogar se responden entre sí apropiadamente.

Pero si la serenidad descuida la iluminación, las tinieblas llevan a malograr el dharma.

Cuando se colma la iluminación silenciosa, el loto florece y el soñador despierta.

Cien arroyos fluyen hacia el océano, mil cordilleras miran al pico más elevado.

Como gansos que prefieren leche, como abejas recolectando néctar, cuando la iluminación silenciosa alcanza lo esencial, yo ofrezco mi enseñanza.

La enseñanza de la iluminación silenciosa penetra desde lo más elevado hasta la base.

El cuerpo es sunyata , los brazos forman el mudra;

desde el principio al fin las apariciones cambiantes y las diez mil diferencias tienen una pausa.

El señor Ho ofreció jade (al emperador, el ministro) Xiangru señaló sus faltas.

Hacer frente a los cambios tiene sus principios; la gran función no requiere esfuerzo.

El soberano permanece en el reino, el general va más allá de las fronteras.

Nuestra escuela da directa y cerdaderamente en la diana.

Transmitida en todas direcciones sin desear obtener mérito alguno.


Honghzi Zhengjue

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