Vino celestial

Hoy me sentaré cerquita de tu piel.
Cada vez que lo desees
haré que la brisa del mar llegue a tus mejillas,
que el Sol profane tus lugares más recónditos
y las olas adoren tu perfil divino.

La abuela saboteadora sufrirá
un orgasmo emocional
al pisar la arena de la playa
para acompañar a la niña
hasta la orilla del fin del mundo.

Aprendimos a jugar al escondite
muy niños, tan niños que solo
nos poniamos las manos
en la cara, para escondernos,
y el gesto era celebrado
por un vagón entero del tranvía.

Sentado a tu lado,
deposito mis manos invisibles
en tus sienes, te beso
en la frente y
me rindo a tus pies.

Sé que bajarás de la noria
para venir a mi casa
a beber de mi copa
el vino celestial.

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